17/1/11

Por si no nos volvemos a ver.

Por favor, me gustaría que leyeseis esto escuchando esta melodía, así llega más. Gracias <3.



"Por si no nos volvemos a ver...¡regalame una sonrisa!"

Quiero ignorar toda esta información que tengo, no quiero saber nada de esto, no quiero recordarlo...no quería, ¡no fui yo! ...no fue mi culpa, no lo fue. Se repetía una y otra vez Estela, sentada en un rincón de su cuarto, escondiendo su cabeza entre las rodillas, mientras se las aguantaba con las manos. Negaba a toda costa lo sucedido los 3 días anteriores, negaba todo lo que sentía, negaba la realidad. Sus únicas palabras eran aquellas, no podía decir más, aunque, ¿para qué?. Estaba lo suficiente herida, y la culpa que sentía, pero que negaba, la estaba matando. Creo, que este suceso, se quedaría grabado en su corazón por siempre, una cicatriz, como las de guerra, las que hacen daño, simplemente al pronunciar una sola palabra, las que hacen brotar lágrimas en un efímero segundo, las que duelen de verdad..., ella tenía una cicatriz parecida. Y, ¿por qué?, por ella.

Ciertamente, la historia, se remonta a cuando caían las flores de cerezo, típico, ¿no?.  Era lo que parecía un simple sábado, el lugar de siempre, las personas de siempre, las flores de siempre, ...los nosotros, que tuvimos que cambiar. Estela esperaba tranquilamente a Cat en el banco de siempre, comiendo su sandwich de queso, que típico de ella, adoraba el queso, ¿más que las mariposas?, no creo.
Cruzada de piernas, un pensamiento, no la dejaba tranquila, y hacía que tuviese un rostro realmente triste. Ni si quiera los trenes de la estación de enfrente la espabilaban, es como si no existiesen, el sonido, para ella había desaparecido. Absorta en sus pensamientos, no sabía que decirle a Cat, sobre... No sé qué decirle, ella es mi mejor amiga, aunque ciertamente por ello debería decírselo, pero se enfadará. O tal vez se ponga triste... ¿La hundiría qué le dijese que me voy a vivir a Londres?, ¿yo qué le hago? es el trabajo de mi padre...y yo y mi madre no podemos hacer nada. Yo ...siempre hago daño a las personas. Eran pensamientos tristes, Estela no sabía qué hacer, y su sandwich de queso, empezaba a enfriarse, junto con sus dedos de mantequilla cómo decía Cat, ya que se le caía todo, era un cierto desastre, pero una buena persona..., y Cat lo sabía. Por algo era su mejor amiga.

- Ehhhhh, túúúú, la que come sandwich de queso, y piensa en las mariposas, ¿me oyeees? ¡Te llevo hablando un rato!, ¡deja de ignorarme quesera!


Sonó la voz de Cat como el canto de un ángel, o eso decía Estela, porque cuando Cat cantaba, el mundo se volvía bello, las mariposas volaban a su alrededor, y las hojas de cerezo, se posaban en la nariz de Estela, haciéndola estornudar, lo que hacía que Cat parase de cantar, y se riese de esta.
Estela, elevó la mirada, abriendo sus ojos grises, que mostraban un tonó triste aquella tarde. Cat lo notó enseguida, para algo eran mejores amigas a los ojos de los demás, pero en su intimidad, llegaban a más.

- Ojos tristones, ¿qué pasa esta vez?, ¿tus padres?, ¿las notas?. Preguntaba Cat con una sonrisa, cogiendo de la mano a Estela y empezando a bailar con ella, cerca de las vías del tren de la estación.

- Caaaaat, detente, ¡nos vamos a caer! , y no, no son mis padres, ni las notas, es algo...más importante. Se rió un poco, con una triste sonrisa, abrazándose a Cat. No sabía como decírselo, no sabía qué palabras elegir, exactamente, no sabía nada.

- Estela, he de decir que conozco tus miradas, y tus sonrisas, y quiero saber lo que ocurre, necesito saberlo. Serenó el tono de su voz, cogiendo suavemente de la barbilla a Estela, y acercando sus labios, poco a poco, hasta darse un largo y cálido beso, que fue el último, y el más triste.

- Me...voy a vivir a Londres. Mañana, por la tarde.


Consiguió decir finalmente Estela, con lágrimas en los ojos, temblandole las manos, mientras Cat, daba un paso hacia atrás, incrédula. No quería aceptar lo que oía, no quería aceptar aquellas palabras, eran demasiado hirientes para ella.

- ¡Estela! ... arriba esos ánimos, ¿sabes? ¡no importa!, te enviaré cartas, ¿de acuerdo?, por eso....Por si no nos volvemos a ver, ¡regalame una sonrisa!


Cat sonreía, de oreja a oreja, pero sonreía tristemente, pero con una luz brillante. Dio una vuelta sobre sí, con esa sonrisa, hablándole a Estela. Realmente, Cat era bastante madura. Pero no se dio cuenta de un detalle, una piedra...que fue un gran error.
Justo, cuando pasaba el tren de las 6 de la tarde, Cat...tropezó con la piedra al lado de las vías, notó que caía, y se le pusieron los ojos en blanco, al ver al tren viniendo de frente,  pero no quitó su sonrisa, ni por un segundo. Entonces , volvió a repetirlo. Por si no nos volvemos a ver...¡regalame una sonrisa! A lo que Estela, extendiendo la mano, para agarrar a Cat...soltó un grito, combinado con una bruma de lágrimas. Incrédula, no sabía que había ocurrido, incrédula, el tiempo no se paró, Cat, acabó muerta. Eso sí, con una sonrisa en la cara, su última y más bella sonrisa de todas.

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