20/9/11

Alma sin alas .


Tantos siglos, tantas décadas, tantas veces: ¿quién fue el primero en empezar esta batalla?, ¿ángeles o demonios?
Todo se remonta tan solo a una pregunta, quién pueda responderla será el único rey de los cielos y los infiernos.
Cuentan los libros de los ancestros que hubo un único rey en todo el cielo y tierra con sangre humana y alma de ángel. Se dice que nació cuando los truenos rompieron la fe y esperanza de la gente, envolviéndolos en la oscuridad y dando vida al mal supremo. Así naciendo dos reyes que serían uno solo.
El 4 de Octubre fueron engendrados los dos niños. Cada uno en un lugar distinto, pero con el mismo alma, compartiendo la misma vida, unidos por el hilo del destino; o eso decía la historia. Las lluvias de Octubre rompían el silencio del hogar, haciendo llorar al bebé recién nacido, manchado con la muerte de su madre. Aquellos ojos azules, que se cerraban lentamente, dejando caer la última gota de vida convertida en lágrima y juntada a un suspiro, se despedía de la vida y del recién nacido al que no tuvo oportunidad de amar y proteger. El charco de sangre que emanaba de su corazón se volvía cada vez más grande, hasta llegar a los pies del rey, que lloraba siendo acunado por los truenos de afuera, en la soledad de la noche. Mientras el cielo lloraba ahogando los gritos del bebé, el viento se abría paso por las ventanas, acariciando al rey, y mostrando entre destellos de truenos, la mirada de una mujer de cabellos dorados, que mostraban vacío, un sentimiento que se tragaba la felicidad. Una vida viene y otra se va, decía la mujer enfrente del niño, con las manos tintadas de sangre, extendiéndolas hacia el recién nacido, marchándose del lugar con el corazón destrozado.
Corría bajo la lluvia, empapando su cabello dorado; como si el de una diosa fuese, escondiendo las lágrimas entre las gotas que limpiaban el dolor de su corazón, entregando al mundo una luz que proteger y guiar hasta la mayoría de edad. Entonces el mundo dejaría paso al destino y a la muerte, y la vida retrocedería, abriendo paso a lo que siglos de historia predijeron.

15/7/11

Razones por las que odio.


De las grandes amistades siempre hay un traidor.

10/7/11

Ciega a tus actos.

Dime, ¿te gustan las palabras amargas o dulces?, las palabras amargas, las que más me agradan.
Son las que dicen la verdad, las que cuentan ideas propias, las que no coinciden con las tuyas. Las palabras que para ti llegan a ser repelentes, son las más dulces para mi. 
Aguarda, espera mi respuesta, esa respuesta que no coincidirá con la tuya, ese inesperado No , ese rechazo a tus gustos, o tus ideas, o tus sugerencias.
Te sentará mal, no te agradará, y te molestará. Te darán ganas de decirme algo borde, y criticar alguna idea mía, ¿sabes por qué?, porque no estoy de acuerdo contigo.
Lo siento, es tan dulce, tan molesto..., pero molesto para ti, oh sí. Te molesta que mi opinión no sea igual, te molesta todo de mi, porque no es como tu quieras que sea. ¿Qué me metes?, ¿qué te chutas?, no me metas ideologías propias, tengo las mías. Deja de chutarte dama blanca, no es agradable al ser.
No eres agradable para mi, no eres agradable para nadie..., solo eres agradable para las palabras dulces.
Exacto, palabras dulces, esas palabras que te agradan, pero que son mentira...
Esas opiniones que son iguales que las tuyas, ese  a tus propuestas, sugerencias e ideas. Ese sí mentiroso, es tan penoso ver como te lo tragas, como llega hasta tu estómago, dónde lo machacas y te lo inyectas al corazón. 
El dulce que corroe tu mente, que hace que llegues al cielo..., un cielo para estúpidos, para idiotas, para gente como tú. Porque...¿qué quieres?, ¿no eres estúpido por creerte todas esas mentiras aún sabiendo la verdad?, ¿no eres estúpido por ignorar la verdad y vivir en las mentiras solamente porque es más fácil?
No sé qué decirte..., te inyectas falsedad, hipocresía, y luego no sabes que esas dos palabras son sinónimos..., no me agradas, eres repugnante. 
Tu mente cerrada es desagradable, no aceptas ideas que no sean como las tuyas, no aceptas respuestas que no seas positivas hacia ti. Sabes que eres un hipócrita.


Te prefiero a ti, mi comedor de corazones, mi revuelve tripas, mi botón para hacerme sentir a veces molesta, para disfrutar molesta, te quiero a ti, solo a ti, palabras amargas.
Son tú único y verdadero amigo, porque ya hasta la sombra te abandona en la oscuridad. 
Incluso en la oscuridad, puedes ver la brillante sonrisa de mis palabras amargas, porque al fin y al cabo, son muy dulces.


No pain, no gain.
Kirishya, arquera de Lucifer.

9/7/11

Не люби мне мозги

Tantos siglos, tantas décadas, tantas veces; ¿quién fue el primero en empezar esta batalla?, ¿ángeles o demonios?
Todo se remonta tan solo a una pregunta, quién pueda responderla será el único rey de los cielos y los infiernos.

16/5/11

Notas rotas


Pides compasión a Dios,
supones que lo tuyo fue un error;
¿por qué me niegas tú verdad?
Te encierras en ese mundo,
tan lejano a la realidad... tan distante de aquí.
Odias cada palabra de mi vocabulario,
pierdes mi noción del amor; eres cruel.
Pídele a tu sagrado Dios, que te libere de esta maldita prisión,
porque supongo recordar, que tu Dios, únicamente fue la maldad.
Rechazas aquél suave toque de sol; ¿alguna razón?
El vuelo capta que ya es tarde, que tu no volverás;
los dos sabemos que ésto simplemente fue un juego superficial.
Me pides permiso; te digo que no.
Ya que en parte, ¿quién soy yo y quién eres tú para negar esta obsesión?
He de reconocer, que estar juntos, tal vez, fue un efímero error.
No soy yo, ni eres tú, es el tablero de un juego que no supimos ganar;
el tablero de la vida, dónde aprendí a callar.

3/5/11

USAxUK / Fanfic

En la profunda oscuridad de un bar, un hombre intentaba llenar un vacío a copas. Queriendo olvidar sus penas quizás. No estaba borracho, ni tampoco sobrio. Solamente pensaba en ese sujeto, en cómo evade sus preguntas,  cómo escapa de sus palabras, cómo niega lo innegable, cómo lo ignora.
Odiaba todas aquellas reacciones, pues eran las que más daño hacían, hasta herir por completo su orgullo y hacer algo inaudito en él; echarse a beber por aquel sujeto que solo sabe hablar sobre sus hadas y beber sin un fin.
Lo único que le quedaba a Alfred esta noche era probar si de verdad el alcohol ahoga las penas; ahoga, pero no exactamente las penas. Solo hace que la imagen de Arthur no deje de revolotear por su mente.


Suena el gran reloj de Londres. Las 4 de la mañana. Alfred supone que Arthur estará preocupado por él. O no.
<< Nunca mostró ningún apego a mi, pero que no lo haya mostrado no significa que no lo tenga.>> Se decía una y otra vez.
Se levantó de la silla, y con los pasos torpes fue a la puerta. No sabía dónde estaba exactamente, tampoco le importaba. Ni a él, ni a Arthur. O eso se hacía creer.
Intento abrir la puerta. Inútil, estaba demasiado ido como para saber abrirla; de su boca salió una profanación.
De repente se abrió la puerta, él oyó una voz detrás suya. Supone que será el camarero.
Salió tanteando el suelo, como si no lo hubiese pisado jamás. Pero qué podía hacer, no solía beber, se le subió rápido. Y todo por la culpa de ese estúpido inglés.
Camina lentamente, observando el cielo. Va a llover.
Las nubes se agrupan creando un oscuro vacío, mientras empieza a llover. Las primeras gotas le caen a él. O eso cree.
Poco a poco su cuerpo se vuelve más pesado, pues su ropa está mojada, no puede huir de la lluvia, tampoco quiere. Ésta hace que sus lágrimas pasen desapercibidas entre la multitud de gotas que empapan su cara.


¿Por qué lloraba?, se preguntaba una y otra vez. Se supone que los hombres no lloran, y menos por otros hombres. ¿Sentía algo por Arthur?, eso era inaudito. Estaba mal visto amar a una persona del mismo sexo. Una sociedad que le tenía miedo a cosas diferentes a ellos, esa era la sociedad que le impedía ser uno mismo. Y la que le llevaba a Alfred a llorar y beber, por muy estúpido que pareciese.




Suena el Big Ben a lo lejos. Las 5. << ¿Tanto he tardado en llegar aquí? >> , se preguntó. Los pensamientos le taladraban la cabeza, y hacía  que se parase de vez en cuando sin darse cuenta. Pero por fin había llegado al edificio.
Saca torpemente la llave, se le cae al suelo mojado, intenta cogerla y abrir la puerta. Un intento. Dos intentos. Tres intentos. Todos fallidos. Lo intenta una vez más. Consigue meterla, le da vueltas. Se ha equivocado de lado, gira de nuevo, consiguiendo abrir la puerta.
<< Ahora las escaleras >> se dice. Se agarra a la barandilla; tropieza.
En su rostro se dibuja una sonrisa estúpida y ríe por lo bajo. Vuelve a intentar subir las escaleras. Llega al primer piso, al segundo y finalmente al tercero.
Intenta no hacer ruido. Misión imposible; abre torpemente la puerta, entra, se tropieza con algo, y cierra la puerta. Busca el interruptor de la luz del baño; no quiere que Arthur lo vea así.
De pronto, se enciende la luz. A Alfred le daña, y cierra los ojos. Poco a poco los va abriendo. Aprecia una figura delante suya, algo borrosa, pero se va visualizando. Es Arthur, enojado.
Tiene mala cara, está muy enfadado. Se acerca, lento, pero apresura el paso. Alfred se extraña, nunca lo ha visto así. Arthur está cada vez más cerca, eleva la mano con elegancia, pero fuerza. Aprieta sus dientes, tiene los ojos rojos. ¿Habrá dormido poco?, ¿o a llorado? . Se le notan los ojos húmedos. Ha llorado. Se postra enfrente de Alfred.
Un ruido seco, pero doloroso. Arthur le ha dado un bofetón. Está gritando, pero Alfred no lo oye. Está impactado. Arthur nunca se había enojado tanto. Nunca le había golpeado. Alfred solo oye el final de una frase, <<  ... tú nunca serás un héroe. >>.




FIN

10/3/11

Eran palabras, no lo puedo negar

No hablo de amores perdidos
sino de corazones robados.
Sonrisas que se fueron,
que acabaron manchadas.
Palabras que no pudiste decir,
palabras que te tragaste junto a tu orgullo,
y palabras que te hicieron sentir, el peor del mundo.
Me recuerdas al viento, 
a veces cálido, otras frío.
Tus mejillas se ven suaves,
las lágrimas lo comprobaron ya.
Cuentan historias del tiempo,
que te enamoraste hasta llorar,
te hirieron el corazón,
te partieron el alma.
Te quedaste sin amor,
¿ahora en calma estás?
Pronuncio estas palabras, solo para ti,
realmente, no me gusta verte sufrir.
Enamorarte hasta llorar sangre,
herir tu corazón,
y no decir palabra.
Callártelo todo,
¿cómo puede ser?
Sabes que soy amiga, 
cuéntamelo, hazlo llover.
Luego pasaran noches,
en las que pensarás 'que tonto fui'
pero pasaran años, y pensarás
'enano era, y mucha idea no tenía de amar'.
No maduramos,
simplemente aprendemos a vivir,
con el corazón partido, aprendiendo a sonreír.
Sonrisas falsas, no las muestres
son imposibles de borrar.
Tus sonrisas verdaderas,
son las que me hacen sentir genial.
Puede que estas palabras no te lleguen,
no lo voy a negar.
Pero mis poemas,
son los que mi corazón abren al mar.
Lleno de lágrimas,
tan oscuro...y frío,
obstruido por la soledad.
Está salado,
porque su alma no deja de llorar.
Qué daría yo por ver tu sonrisa,
y poderte abrazar.
Palabras, que en el viento se acabaron por quedar,
un tú y ella, que nunca llegó a empezar.
Un yo y él, que se rompía y volvía a volar.
Un tú y yo, me encanta ser tu amiga, de verdad.
Puede que sea demasiado tarde,
que en tu corazón no pueda entrar,
puede que sea simplemente un error,
que jamás debió empezar.
Igualmente, quiero que sepas,
que este poema nunca ha de acabar,
es el compás de un alma,
que escribe para no hablar.
Sigo diciendo lo mismo,
sonrisa preciosa, me empezó a revolotear.
Perdona mis tonterías,
pero en palabras, como escritora aficionada,
me tenía que expresar.
Un poema para ti,
para un alma, que nunca dejará de volar.


Dedicated to: German